Siempre me da mucha gracia un cuento que relata cada tanto la socióloga Alcira Argumedo (una especie de madre postiza para mis hermanas y para mí) acerca de una vez que tuvo que ir al registro civil del DF en México porque su chica de servicio quería que Alcira declare que "ella era ella". La chica no tenía documentos entonces necesitaba que alguien certifique que se trataba de ella misma.
Una moda, tendencia o como quieran llamarlo apareció en Twitter, (la red social donde hay que explicar en no más de 140 caracteres qué es lo que se está haciendo): Personalidades públicas que están en esa poderosa herramienta de redes sociales. Además de los interrogantes que generan las conductas del respectivo followeo o no de los elegidos, surgen las dudas. Si es él, si tiene tiempo para twittear, que si no no pondría su sitio web, que hay fotos, que no son brillantes cada uno de sus post. A favor y en contra, se pesan y vuelven a pesar todos los argumentos. Apareció un auténtico legislador Diego Kravetz. Antes, un falso Lanata. Un auténtico Martín Varsavsky. Anoche, irrumpió en Twitter nada menos que Daniel Hadad. Su nic es gdhadad. En su bio aparece Infobae, en sus twitt linquea a su sitio web. Tranqui y relajado en sus posteos, todo lleva a pensar que es auténtico.
En los próximos días lo comprobaremos, porque tanto lass identidades falsas como las auténticas tienen su correlato real a través de la web. Quién sabe? Tal vez para terminar de chequear que él es él, sólo le falte su alter ego. Como ya lo tienen Martín Varsavsky (@martinbars), Eduardo Arcos (@ejuascos), Lanata, Enrique Dans (@edance)