9 may 2011
Cátedra Libre de Derechos Humanos UBA
Por
Paula Carri
EL viernes se realizó el acto de entrega a sus familiares de la copia digitalizada de la documentación de estudiantes, docentes y no docentes de la Facultad de Filosofía y Letras, desaparecidos y asesinados por el accionar del Estado Terrorista.
También se inauguró un nuevo mural con sus nombres.
Desde el año 2006, a propuesta y con la participación de docentes y estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras se estuvo desarrollando, en el marco de la Cátedra Libre de Derechos Humanos de la UBA con sede en esa Facultad, el proyecto de investigación "Universidad y Dictadura, una experiencia de reconstrucción colectiva de la memoria histórica en la Facultad de Filosfía y Letras".
Éste proyecto procura profundizar y ampliar la tarea iniciada por el Centro de Estudiantes en 1995, con la elaboración de la lista de estudiantes, graduados, docentes y no docentes de la Facultad desaparecidos y asesinados por el accionar del Estado Terrorista, la recuperación de sus historias de vida y de su protagonismo en las luchas sociales y políticas en nuestro país.
La tarea de digitalización de la documentación existente en la Facultad se realizó, y una copia fueron entregados a sus familiares para que puedan conservar las huellas de sus pasos por el ámbito académico.
Es impresionante, impensable, el trabajo que realizó Graciela Daleo, directora del proyecto y su equipo. A ellos un enorme agrdecimiento. Graciela fue quien nos entregó a mis hijos, mis hermanas, mi sobrino y a mí misma las cuatro carpetas de archivos de mi padre Roberto Carri (era sociólogo) y las dos de mi madre, Ana María Caruso (Profesora de Letras). EN la época en q estudiaron, Sociología y Psicología funcionaban allí. EN las carpetas hay exámenes, constancias de certificados de salud, pedidos de materias aprobadas para presentar en sus trabajos, constancia de vacunación (firmada por mi abuelo, que era médico), más exámenes, salarios familiares (en su rol de profesor) y hasta alguna disidencia con las autoridades).
Un aula 108 repleta de gente, caras conocidas, compañeras y compañeros de ellos, amistades, la directora del colegio donde mi madre había dado clases, un mural enorme donde estaban sus fotos, mis hijos aferrados al material y la pregunta asombrada del mayor: Cómo hacían para tener tiempo para tanto?: carrera, militancia, notas buenas, hijas, trabajo... "Si el cerebro es un músculo, esa generación lo tenía muy bien entrenado", le dije.
Y nos fuimos con 6 carpetas y 2 dvds con todo ese material digitalizado. En medio de la desaparición y la no aparición de cuerpos, objetos, hogar, abuelos de mis hijos, esos materiales nos sonaron tan completos, tan únicos, tan valiosos.