Foto: Bernardino Avila/Página12
"Cucaracha en la oreja, resolviendo cosas, se me va a complicar aparte ver las charlas y twittear!!! :P Veremos que puedo hacer", contaba uno de los organizadores, Santiago Bilinkis, cuando estaba a punto de iniciarse el primer TEDxBuenosAires, el jueves 8 de abril, en la Rural de Palermo (Buenos Aires).
Hubo mucha adrenalina en el inicio del evento TEDxBuenosAires, que iba pasando de mano en mano. Primero, los organizadores. Más tarde, los expositores. Y luego, el público. La movilización no fue sólo de personas y espacios. Fue también interna: los temas tocaron diferentes aspectos de vida y profesiones, consiguiendo el Torbellino de ideas anunciado en la presentación del evento.
Desde las 7 de la mañana el público asistente hizo filas ordenadas para ingresar. En el primer piso, tés, cafés y bocaditos matizaban la espera, antes del inicio.
Era la primera vez de un TED de estas características en Argentina. En general estos eventos, que se haen desde hace 25 años con la consigna de producir en los asistentes una tormenta de ideas que les permita disparar otras propias o bien remodelar o suscribir a las enunciadas en los eventos, suelen contar con alrededor de 200 personas. En esta ocasión -con un trabajo intenso de disuación por parte de los organizadores locales, con Adrián Paenza, Santiago Blinkis y Laura Muchnik a la cabeza- se otorgó permiso para un evento con... 1.300 personas!
Los expositores/as fueron: Mariano Sigman, Luis Pescetti, Constanza Ceruti, Bea Pellizzari, Emanuel Ginóbili (desde los Estados Unidos), Alberto Kornblihtt, José Cibelli, Gabriel Gellón, Inés Sanguinetti, Roberto Guareschi, Luis Moreno Ocampo, Mercedes Salado, Miguel Brechner Frey, Matías Zaldarriaga, Marcos Salt, Jaime Lerner, Rafael Spregelburd, Axel Krygier y Marcelo Moguilevsky (los dos últimos fueron sólo musicales).
Las intervenciones de los expositores fueron variopintas. La selección del comité organizador así lo decidió y el resultado -para mí, en una apreciación personal- fue positivo. El público dió cuenta de su entusiasmo, la sala permaneció completa durante todo el día, los horarios fueron perfectos -sin atrasos ni adelantos-, las condiciones técnicas acompañaron correctamente a la exacta organización, hubo alrededor de 4000 personas siguiendo el evento (si se cuenta a las que lo vieron vía streaming), todo estuvo más que ok.
Ahora bien, cada vez que hay un evento con formatos "de afuera" -léase adaptaciones de jornadas que se hacen generalmente en los Estados Unidos o en Europa- surge esa suerte de Boca-River ideológico: eventos nacionales contra eventos adaptados. Al respecto, hay un categórico artículo en Página12 de hoy. Con el que no acuerdo, por otra parte.
Acaso para hablar de ciencia hay que tener a todos los científicos enfrente o estar necesariamente en un laboratorio? Para hablar de coreografía social hay que estar sí o sí en un estudio de danzas o ser voluntario en un barrio donde se implementan estos tipos de planes?
El TEDx Buenos Aires es un modo diferente de encarar el acercamiento hacia disciplinas y voluntarismos, eso es lo que nos propusieron en el evento del jueves en la Rural de Palermo. Para ller más sobre las exposiciones, pueden visitar el post al respecto de Tendencias Digitales.
A ver si se entiende: cuando fue la novela Montecristo y se empezó a hablar en la tele y luego hubo una suerte de boom social sobre la recuperación de identidades a quienes se las habían quitado durante la última dictadura argentina, fue un gran logro. Que mucha gente haya compartido el sentimiento de otra, que se haya acercado, que las campañas televisivas en pro de conocer la identidad de quienes tuvieran sospechas sobre su identidad se intensificaran...tantas acciones han ocurrido y tuvieron puntapié en una novela... no en una medida de gobierno, no en una madurez social espontánea, ni tampoco en una sede de derechos humanos. Nadie puede asegurar si fue lo ideal o no, pero no estuvo nada mal, porque la concientización se dió.
Con el TEDxBuenos Aires, podría decirse que pasó algo semejante, aunque sea a otra escala. No importa por cuál camino, pero movilizó fibras internas y cerebrales tanto como emocionales de quienes estuvieron allí, y posiblemente los haga movilizarse en pos de una acción concreta. En ese sentido, además, no me pareció casual que las primeras charlas tuvieran que ver con la ciencia y con el quiénes somos desde un nivel científico. Que se hablara de adns, de identidades, de nuestro país inserto en ellas, puede haber sido significativo.
Tenemos algunas veces un país tan inseguro de sí mismo (y una opinión pública a tono) que se siente amenazado hasta por un formato externo en una jornada de BrandStorming.
En vez del goce pleno por el esfuerzo de... un año! (sí, ese es el tiempo que llevó la organización de esa jornada), algún o alguna de quienes llevaron adelante el TEDx se vieron ese día preocupados ante comentarios sobre que estaban politizando el evento.
Me pregunto:
Un científico (como Kornblihtt) que vió pasar tantas gestiones de gobierno, que sigue trabajando bajo la órbita estatal, que investiga y lleva adelante sus descubrimientos desde el Estado, por qué no podría enunciar su percepción sobre la educación pública y resaltar las cualidades de la Universidad donde pasó su carrera y donde la sigue desarrollando?
Por qué, si sabe tan bien lo que representa un adn en cada persona, si emocionó -sin saberlo, por supuesto- a personas del público que, a cuestas con su condición de inmigrantes apenas una generación atrás, se desarmaron y volvieron a armar a lo largo de la charla, en su dualidad de identidad entre Argentina y sus antepasados?
Tenía él acaso que no decir lo que dijo sobre que era aboslutamente necesario darle a cada persona su identidad, así esas personas lleven ahora el apellido Noble Herrera?
Y por qué no iba -en ese orden de enunciado- la Dra Salado, de Antropología Forense, a contar que en un punto su condición de antropóloga se interrelacionaba con la persona y pronunciarse acerca de esos descubrimientos y de la historia que le están dovolviendo a familias enteras, del alivio de poder sepultar a sus muertos?
Por qué no? si mientras ella hablaba -casi al concluir la charla- no había una sola persona a mi alrededor que no demostrara signos de movilización, moviendo nerviosamente sus carteras, acomodándose sus lentes, refregándose la nariz con las mangas, llorando, tal vez. Saliendo de la zona de confort, bah, como diría Bilinkis, mientras escuchaban, por ejemplo:"ese esqueleto es una forma de devolver a las familias una respuesta que llevó más de 30 años" (en la recuperación de cuerpos secuestrados y asesinados durante la última dictadura argentina).
Dónde se mezcla lo político con lo -simplemente- correcto?
Es política la danza social de Inés Sanguinetti?
"Tengo 10 minutos para convencerlos a ustedes -que son muchos- de que cambiar el mundo es posible. con esto" comenzó diciendo en su charla, mientras dos jóvenes bailaban y se contorsionaban a su alrededor como muñecos articulados. "Me siento responsable y les vengo a decir que en 11 países de Latinoamérica se están generando procesos artísticos y que esos procesos artísticos les están cambiando la vida a ellos (infantes) y que los están haciendo pensar a ustedes que que las oportunidades de riqueza tienen que ser posibles para todos. Un joven con un destino de necesidades, toca un violín y ve cambiada su vida. Y viaja, y toca en otras partes y ese joven cuando toca el violín deja de ser una víctima" ejemplificó en otra parte de su exposición.
Se reclamaron y se adhirió por parte de diferentes expositores a políticas públicas destinadas a desarrollar los planes en los que trabajaban cada uno en su disciplina. Hubo críticas, incluso para planes de responsabilidad empresaria como único paliativo en casos de necesidades sociales ("son parches. Y los parches van a velocidad muy inferior al bicho que come").
Las opiniones sociales fueron variopintas, también desde el escenario. Pero el denominador común fue el cimbronazo destinado a quienes, como espectadores, estaban allí para registrar, cada cual a su manera, lo que se les estaba contando.
No dudo que fue atractivo escuchar al correcto Manu Ginóbili contando: "luego de los partidos me autoevaluaba frente al espejo. Si sentia que había jugado mal, me gritaba a mí mismo: Perro!", o al periodista Guareschi, otrora director de uno de los principales diarios de nuestro país, asumiendo: " Yo estuve en esa vieja plaza pública (del periodismo trradicional) en otra vida, hace muchos años". O al dos veces alcalde de Curitiba, Jaime Lerner, cantando "Bandoneón, bandoneón" en perfecto portuñol, luego de contarnos cómo administrar una ciudad en open source.
Es indudable que el Estado tiene un rol en la formación social y educativa de sus ciudadanos. Que un emprendedor tiene otra función. Pero no está mal, en ese sentido, recordar una de las frases de Inés Sanguinetti, "mi carrera dejó de ser una carrera para ser un camino con otros". La motivación del emprendedor, la condición del estudiante, la decisión del empresario, la cobertura del periodista, la sinrazón del desocupado dejaron de ser eso por un día, para ser el camino de todos y de todas los que allí estuvieron. Para ampliar el horizonte social, propio y ajeno.