A pocos días de que en Argentina se desarrollen las elecciones que podrían llevar al traspaso de mando presidencial de Néstor Kirchner hacia su esposa, otro matrimonio presidencial -francés- estaría, en cambio, en vías de separación. La relación de Nicolás Sarkozy y su esposa Cecilia -C. María Sara Isabel Ciganer Albéniz- comenzó con algunas dificultades , llamadas sobre todo animador de televisión Jacques Martin -con quien Cecilia se estaba casando, literalmente, cuando conoció a Sarkozy-
El matrimonio presidencial galo debió esperar entonces alrededor de siete años para formalizar la pareja, que pese a sus idas y vueltas, se ha mostrado invencible ¿hasta ahora?
Con hijos propios y comunes de la pareja, llegaron hasta el día de la elección de Sarkozy como presidente de Francia -el 6 de mayo de 2007 y electo en segunda vuelta-. Aunque la ultrasensible Cecilia, en esa ocasión, apareció recién en los festejos de la plaza pública, entrada la noche. Dicen que esa día ni siquiera fue a emitir su voto. Que se la pasó en su habitación, aterrada por tener que enfrentarse al mundo como primera dama. Otros especulan que estaba en Londres con el publicista Richard Attiar, con quien la bisnieta del compositor Albéniz había mantenido un romance en 2005, que la alejó temporariamente de su esposo.
Pero Cecilia, a primera vista una dama díscola y a mitad de camino entre Josefina Bonaparte y Madame Bovary, ha sido de suma influencia a la hora de elegir el gabinete que acompañaría a Sarkozy en los inicios de su mandato. A ella le adjudican las decisiones de elección de la Ministra de Justicia de origen marroquí, Rachida Dati; del vocero presidencial David Martinon; del segundo vocero Pierre Jerome y del Secretario General Claude Guéant. Este último fue quien la acompañó a Libia cuando Madame Sarkozy medió -a través de una entrevista con Muammar Khadafi- en la liberación de cinco enfermeras búlgaras condenadas a muerte.
Cecilia, de quien dicen en el círculo del poder, "es la única capaz de ponerle límites al presidente" podría haberse sentido utilizada en aquella misión especial a Libia porque fue a la par de ese hecho que Francia vendió misiles a aquel pais. Sugestivamente, por esos días, hubo un cambio radical en la manera de relacionarse públicamente de la primera dama. Comenzó a recibir a sus citas personales y profesionales en un hotel del centro de París y optó por las salidas anónimas al cine y teatro antes que los actos oficiales. Su único contacto con los Elíseos sería cuando acude allí a responder las numerosas cartas que llegan.
La supuesta separación del matrimonio, que estaría por convertirse en una bola de nieve de pretemporada, sería "blanqueada" por el propio presidente. Hoy, "Le Nouvel Observateur" informa que el matrimonio habría acudido el lunes al juzgado correspondiente para "materializar su separación". Otros sostienen que Sarkozy haría el anuncio mañana, día en que debe afrontar el paro de la central obrera. Intentaría entonces desviar la atención de la huelga y de paso, detener la ola de rumores. Mientras Cecilia (ex modelo y dueña de un estilo elegante y enigmático), según confirmaron fuentes oficiales, no acompañará a su ¿esposo? al viaje que iniciará la semana entrante a Marruecos. No sería su primer plantón: ya lo había hecho y nada menos que con el matrimonio Bush, cuando los habían invitado a su residencia de verano -el 10 de agosto último-. Hasta ahora, aunque sea un matrimonio presidencial, los problemas no salen de la alcoba. Veremos si mañana Sarkozy redobla la apuesta y desvía nuevamente la atención -y quizás por última vez- mediante la bella Cecilia Albéniz.