A días del tibio artículo escrito por David Pogue, columnista de tecnología de The New York Times y publicado por ese medio y por La Nación, acabo de leer la mejor reflexión hecha sobre Twitter por parte de un periodista, y no es la de Pogue. Me refiero a la columna (Crónicas Norteamericanas) de Mario Diament en La Nación de hoy, llamada Twitter o la incomunicación en tiempos de internet. Aunque, como siempre, hay un pero: no acuerdo con ella. Al menos no en la parte en que compara Diament a los usuarios de la reina del microblogging con el protagonista de The Truman Show. "Truman no puede escaparse de ese mundi, porque hasta el cielo que admira resulta un telón pintado, Una década después, millones de personas deciden por su propia voluntad vivir sus vidas públicamente, como Truman Burbank".
Hay que darles una noticia a estos periodistas que bien lejos están de haber sido nativos digitales. La interacción ha llegado. Y no sólo es que cuánto a qué medios elegimos para comunicar sobre nosotrsos, sino que la interacción es entre lo virtual y lo real, donde las dos son verdaderas y las dos son falsas, según cada cual elija y esa elección no tiene que ver con el medio en sí ni con la red social. Sino con nuestros propios valores y objetivos de vida y de tipo de persona.
"Todo es cuestión de medida". Sí, así es. Y no a todos (y especialmente a todas) nos viene bien a lo grande. Estamos quienes preferimos algo normal, equilibrado y con cierta modestia. Que esa gente no andaremos compulsivamente comunicando todos nuestros actos, pero que sí sabemos que hay un espacio donde recurrir cada tanto y donde informarnos también. Twitter me permitió llegar al inicio de la primera noticia sobre el avión del río Hudson y también sobre el partido en pedazos en Amsterdam. Qué tiene de interesante eso? para mí mucho, más aún en esta era de primicias imposibles, donde casi llega antes la noticia que el hecho en sí (y ahí sí hay que hablar de la ficcionalización de las mismas, como con los juegos olímpicos de China y la puesta en escena con rayos en vez de fuegos artificiales de verdad en una puesta especialmente pensada para la televisación).
Otra alternativa más que interesante es Secrettweet, del que ya hable´aquí (y en ese sentido, siempre me pregunto cuándo empezará Twitter a quitarles pacientes a los psicólogos, con tanta oreja disponible por estos pagos).
El tema de la reina del microblogging da mucho para hablar y (como conversaba el otro día con un amigo, vía twitter, por supuesto) esa es la prueba de que es una herramienta fascinante. La conclusión -provisoria, en este mundo mutante-: (parafraseando a los boquenses) "twitter es un sentimiento".