18 jul 2008
El lugar de Ale
Por
Paula Carri
Anoche llegué a La Manufactura Papelera apenas unos minutos antes de que empezara la obra El lugar, de Carlos Gorostiza. Nunca había estado en ese "lugar", está muy bueno. Es de esos edificios reciclados con buen gusto y respetando su historia. En el estar-bar me la encontré a la titiritera Sara Bianchi, muy amiga de mi abuela y con una historia familiar que nos une. Pero sobre todo, quien creó Toribio y otros personajes que animaron mi infancia y la llenaron de fascinación desde el Teatro San Martín. Tuve que entrar corriendo a la sala porque mis otros amigos bloggers ya se habían ubicado. Me tocó primera fila, asiento central. Me lo imaginé a Alejandro Marticorena, -periodista, blogger, poeta, editor del blog Tendencias Digitales de Telefónica, autor de Diario de diálisis- detrás de la escena esperando el turno de salir a escena. Hasta que se inició esa hora y pico en la que se desarrolla la obra, que trata de personas que llegan a un pequeño lugar en donde deben convivir mientras uno de ellos (el personaje de Ale) los va empujando (a veces literalmente y otras no) a marcharse de este mundo. Yo me imaginé que ese ámbito (perdón si la comparación suena barata) era como el túnel que veía Víctor Sueiro y de donde al final siempre volvía. Bueno, pero estos personajes no volvían nada. Alejandro era el anfitrión del lugar. Dirigidos por Norberto Vázquez Freijo, los actores acompañan con sus habilidades un guión que de pronto es dramático y muchas veces da risa. Flexibles, espontáneos, atractivos, emocionantes (porque son generadores de emociones en el espectador), así me resultaron estos actores que empezaron su formación en los cursos de Vázquez Freijo. Si no me equivoco Alejandro empezó con sus clases en el marco de las actividades libres para empresas que se dieron en Telefónica. Su personaje en "El lugar" es protagónico y produce emociones encontradas: primero cautiva con su galanterismo y simpatía. Luego se va tornando espeso y oscuro y uno teme junto y por los demás personajes con los que él habita el lugar.
Al final de la función los aplausos, los saludos, la tarea cumplida de quienes participan en la obra. Cena en el restorán de Parque Lezama y café, vinos y etcétera en lo de otro Alejandro, Herrera
El lugar. La Manufactura Papelera, Bolívar 1582. Jueves 20,30 horas.