Anoche, la ex candidata a presidenta Elisa Carrió se refirió (en el programa A dos voces, por la señal TN), a lo que va de la gestión del actual gobierno. Entre las críticas, enumeró el tema de las relaciones internacionales. Calificó de "papelón internacional" a la participación en Colombia. Y luego vino lo que me llamó la atención: dijo "yo nunca ví un rescate de rehenes con todos los mapas expuestos a la televisión internacional" .
Yo le diría: ví los mapas expuestos, en la Guerra del Golfo, por ejemplo. Luego, en la de Irak. Los mismos gobiernos protagonistas del conflictos suministraron datos impensados de divulgarse en esas condiciones, hasta entonces. La web modificó la manera no sólo de comunicarse y de transmitir conocimientos sino de pelearse. De mantener una guerra. Y también, seguramente, de rescatar rehenes.
A tantos políticos y funcionarios que todavía no entienden de qué va la cosa, dan ganas de gritarles la clásica expresión intercambiada por escriba y mendieta, cuando las papas queman en el Twitter: "es la interné!"
En la Guerra de Irak, los weblogs de soldados iraquíes y de ciudadanos de Bagdad fueron de lo más cotizado en internet durante el conflicto. Eran blogs de gente que, en directo, contó la realidad de la guerra y que ofrecieron, a través de internet, material que resultaba, las más de las veces, mucho más jugoso que el de los diarios y las cadenas de tv.
Pero la realidad es caprichosa. Y no siempre suceden los hechos cuando los testigos lo desean. Para muestra basta el cineasta Oliver Stone, quien se llegó hasta la selva colombiana para filmar la liberación de los rehenes. Pero, como Kirchner, el presidente Chávez y el resto de la comitiva internacional, debió volverse a su casa con sus equipos caros y las manos vacías.
Redoblando la apuesta, el presidente venezolano Hugo Chávez anunció anoche que las FARC -esta vez sí- pasaron las coordenadas donde liberarán a las rehenes Clara Rojas y Consuelo González de Perdomo. El rescate se llevaría a cabo con los helicópteros venezolanos y la mediación de la Cruz Roja, único garante internacional autorizado por el presidente colombiano Alvaro Uribe.
Ojalá el destino acerque por allí a algún turista desorientado o algún colombiano audaz, quien sea que pueda brindarnos un material lo suficientemente desprolijo y auténtico. Porque será el azar, lo imprevisto y (todavía) cierta desprolijidad -eso y no otra cosa- lo que lo distinguirán de un film de Oliver Stone.