8 oct 2006
¡Ay, Corín!
Por
Paula Carri
La IV Cumbre Mundial de la Telenovela y la Ficción, que culminó ayer en Madrid, eligió para su cierre un homenaje a la escritora española más leída luego de Cervantes, Corín Tellado. Resultó un reconocimiento como fundadora del género de la telenovela de habla hispana para esta autora que supo combinar mujeres sufrientes pero dignas, con cierta independencia y que siempre se entrecruzaron con caballeros de carácter pero comprensivos; protagonistas que sabían acompañar a sus heroínas hasta la madurez de sus decisiones no solo amorosas sino también profesionales y familiares.
Sin embargo, Corín -a los 80 años- no cree aún en la igualdad entre el hombre y la mujer. Ha declarado ante la periodista Sonia Fidalgo que "ni mis nietas estarán liberadas totalmente porque las leyes las hicieron los hombres". Pero no se quejó de esa situación porque sostiene que "las mujeres están empeñadas en subir por encima del hombre. Yo no".
En el mundo novelístico de Corín los avances tecnológicos pasaban por el dictáfono y el conmutador, a los que las protagonistas femeninas echaban mano. Porque la mayoría trabajaba o tenía una ocupación fuera de su hogar. Y conducían automóviles, que no es un dato menor para la época de las primeras publicaciones.Y también terminaban casándose con el galán, luego de diversas complicaciones o devaneos. Sus personajes eran descriptos en sus sentimientos y personalidades hasta lo más íntimo: "Aunque no quieras, aunque te doblegues, resultas igualmente seductora. Es tu mayor encanto. Ese encanto oculto que doblegas y que, pese a todo, sale a la superficie". Esa descripción de personalidades era inversamente proporcional al detalle brindado sobre, por ejemplo, los rasgos físicos. Es común enterarse del color de pelo o las facciones del personaje central luego de que han transcurrido varias páginas de lectura.
Pero en la biografía de Tellado, no todo es tan rosa como en sus historias. Simpatizante del Opus Dei aunque crítica de Escrivá de Balaguer. No fue, por ejemplo Jesús Quintero (y eso que estaba más cerca geográficamente), sino Mario Vargas Llosa quien le realizó una extensa entrevista que fue vendida a toda Latinoamérica (en el año 1981).
La señora Tellado tiene hijos y nietos, producto de un matrimonio que deshizo a los pocos años "harta, sobre todo, de vivir con quien no quería".
Dicen que nunca deja de escribir diez páginas diarias -con interrupciones sábado y domingo-. El género no abarcó solo la novela sentimental sino la erótica, bajo el seudónimo de Ada Miller. "Eran tan fáciles de escribir, los sentimientos no aparecían por ningún lado", declaró sobre la experiencia al periodista Eduardo García, de la revista Cordial.
Sus ocupaciones abarcan por estos días la escritura, la familia, su amiga de siempre, la publicación de novelas para internet (hasta se da el gusto de tener un premio por ello). Lo que sigue podrían ser sus declaraciones en el homenaje de ayer, pero lo dice una de sus "criaturas": "El pasado ha muerto. Estamos viviendo un presente y en éste mando yo". Ha dicho.
CORÍN TELLADO EN CRUDO -TEXTUAL-
"Uno y otro se olvidaron de las personas que eran en la actualidad, de los años transcurridos, de la crónica del periódico, de todo, sólo para pensar que estaban allí, que era un jardín, un rincón y un arbusto, cubriendo el pecado de sus cuerpos.
Ella sintió que era el mismo muchacho apasionado, fogoso, viril, que la hacía sentir con intensidad su virilidad.
-Eres la misma de antes, Paula. La chiquita de la coleta.
Ella tenía los ojos cerrados. Sentía las manos de Max en su pelo y la caricia de sus labios en su boca.
El le enmarcaba el rostro entre las manos y la miraba con intensidad al fondo de los ojos. Pero Paula no los abrió. No podía abrirlos. Sabía que si lo hiciera huiría de Max, y no podía huir porque sus miembros estaban paralizados.
Era recordar, vivir de nuevo, sentir a Max y amarlo. Y oir su voz. Su grata voz queda, evocadora, un poco ronca, pero acariciante y suave como un beso".
"Paula fue hacia la puerta de salida y la abrió.
-Puedes marchar.
A Max jamás lo habían despedido así de parte alguna. Era hombre de acción y hombre asimismo que siempre daba gusto a sus pertenencias. En aquel instante, inesperadamente, sintió hacia Paula una admiración extraña, mezcla de deseo y evocación. Avanzó, pero no se dirigió a la puerta. Quedóse frente a la joven. Era más alto que ella y la dominaba. Paula no depuso su arrogancia y fue ésta la que desbordó el vaso, ya de por sí demasiado lleno."
" -Para un hombre que ha vivido tanto y tan desordenadamente, los sentimientos femeninos no pasan inadvertidos jamás. Me amas. Lucha si quieres contra ese cariño que sientes en tí como una necesidad perentoria, pero siempre sentirás hacia mí algo que no podrás evitar jamás. Por mi parte...tal vez te ame con la misma intensidad, y esté destruyendo lo más hermoso de nuestras vidas sólo por defender unos derechos varoniles que quizá ya no pueda tener. Pero soy un hombre, y aunque no lo creas, debo tener sentimientos perdidos en alguna parte de mi ser".
"Estuvo a punto de dejarse dominar por las lágrimas. Pero sería ella muy poca Paula si eso ocurriera".
"Se dirigió a la puerta, que cerró tras él. Como una mole informe, sin fuerzas, vencida, se dejó caer en el diván y estalló en sollozos".
Extraídos de "Olvídame, Paula".
Sus obras AQUI
En Buenos Aires hay al menos dos títulos que se venden en librerías.
Las de bolsillo de Bruguera se consiguen en al menos uno de los puestos de la histórica y hippona feria de Plaza Italia -en la sección libros, los fines de semana-. Por dos pesos te llevás un librito y te dan vuelto. Si te comportas como si fueras un protagonista de las novelitas en cuestión, es posible que el vendedor te ofrezca canjeártela por otra luego que la leas.