Chi Hsing Tzu criaba gallos de pelea para el emperador Hsuan. Estaba entrenando un ave muy buena. El emperador no dejaba de preguntarle si el gallo estaba listo para pelear.
-Todavía no -contestó el criador-. Está que arde. Está dispuesto a iniciar una pelea con cualquier otro gallo que vea. Se muestra engreído y demasiado seguro de sí mismo.
Al cabo de diez días volvió a contestar:
-Todavía no. Se enciende en cuanto oye cacarear a otro gallo.
Y diez días más tarde:
-Todavía no. Sigue teniendo esa mirada fiera y encrespa las plumas.
Después de otros diez días, el criador dijo:
-Ahora está casi listo. Cuando oye cacarear a otro gallo ni siquiera pestañea. Se queda inmóvil como un pedazo de madera. Es un luchador maduro. Los otros gallos le pondrán la vista encima y saldrán corriendo.
Historia del sabio taoísta Chuang Tzu. Extraída de "Cuando el calzado es cómodo, te olvidas del pie".